Lulú
Al inicio de la segunda parte, Andrés y Julio tienen alrededor de 25 años. Julio está saliendo con Niní, una chica de su misma clase social que ellos. Una tarde, Julio presenta Andrés a la familia de Niní. En entonces cuando Andrés y Lulú, la hermana de Niní, se conocen. Más adelante en la lectura se hacen buenos amigos.
La familia de Lulú vive en una corrala, una típica vivienda de las clases populares característica del Madrid tradicional. La característica de estas viviendas es que estaban distribuidas por plantas, asomando todas hacia un patio central donde la comunidad realizaba mucha vida pública. Cada vivienda no superaba los 30 metros cuadrados y compartían todas el servicio sanitario. Este tipo de vivienda comenzó a construirse alrededor del siglo XVI, siendo su apogeo el siglo XIX, con el objetivo de acomodar a los nuevos emigrantes que venían a la capital de España. Actualmente existen unas 500 corralas en Madrid.
La familia está compuesta por la madre viuda, Doña Leonarda, y las dos hijas. El padre era un funcionario que trabajaba en la administración y, al morir, la familia se quedó con una pensión muy pequeña. Antes pertenecían a la pequeña burguesía, pero como que los ingresos se acabaron tras la muerte del padre tuvieron que cambiar de casa. Así pues, la familia de Lulú sufre escasez económica.
Lulú y Niní tienen 18 y 19 años respectivamente, y son completamente diferentes. Lulú se busca la vida trabajando para poder sostener la familia, mientras que Niní solo busca a algún hombre rico que la mantenga toda su vida.
Lulú es un personaje muy peculiar que, por lo que nos han dicho en clase, será de gran importancia en la vida de Andrés Hurtado. Es sincera y espontánea, pero también contestona y cortadora. Es una persona graciosa pero le falta ingenuidad, y no explota su feminidad. Aunque Andrés la describa como si fuera fea, en realidad no lo es, ya que todo forma parte del estilo irónico de Baroja, que en esta novela está muy reflejado. Además, a Pío Baroja le faltó experiencia con las mujeres y por eso en sus novelas no se detallan apropiadamente los rasgos íntimos de las mujeres.
Pintura de Ignacio Zuloaga que recuerda al personaje de Lulú.
Lulú hizo cosas muy raras durante su infancia. Por ejemplo, no habló durante una larga etapa, se comía el yeso de las paredes durante una temporada y se alimentaba a base de una dieta salada. Todo este comportamiento tan poco usual es una respuesta emocional a un hecho traumático de su infancia, posiblemente el intente de violación de un amigo de sus padres.
Como he dicho al principio, Julio Aracil está saliendo con Niní. Julio confiesa a Andrés que solamente quiere divertirse con ella, y eso desmonta a Andrés, ya que lo encuentra totalmente amoral. Mientras que Niní se hace la ingenua (comportamiento que le otorga un carácter vulgar, más del montón), Lulú conoce las intenciones de Julio. En cambio, la madre no quiere ver la realidad porqué ya le parece bien que su hija se case con un médico que aparenta tener dinero.
La profesora comparó el personaje de Lulú con la protagonista de Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós. Fortunata es una mujer inteligente como Lulú, que aún así cae en el pecado y tiene relaciones extramatrimoniales.
Curiosamente hace dos años yo leí Trafalgar, de Galdós. Se dice que es el mejor de todos los libros que constituyen los Episodios Nacionales, una colección de cuarenta y seis novelas en las que Galdós retrata la historia de España. A pesar de mis dudas iniciales, la lectura me gustó mucho. Más o menos es lo que me ha pasado con El Árbol de la ciencia: al principio no me daba buena impresión pero al empezarlo me convenció mucho.
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